jueves, 28 de julio de 2016
miércoles, 20 de julio de 2016
jueves, 30 de junio de 2016
´La Banca' en el Museo de la Memoria Indómita
El 10 de julio del 2012 perdió la vida un
hombre sentado en una banca enfrente de un Casino en Cuernavaca donde él
trabajaba. Murió en una ráfaga de balas de cuerno de chivo, como una víctima
más de la violencia cotidiana que se vive desde entonces.
El 10 de julio del 2016 es el cuarto
aniversario luctuoso del fallecido José Serafín Zapatero
González (1964-2012). Ésta vez se expondrán 48 bancas de madera, una por cada mes
transcurrido después de la mortal balacera. Es una obra en permanente proceso en la que cada mes se le añade una nueva banca - hasta las 60 bancas en julio del 2017 - quinto aniversario luctuoso de José Serafín.
En las bancas hay
lecturas que hablan de diferentes actos de violencia e impunidad. Son un mar de sentimientos, que nos recuerdan la barbarie y crueldad, pero por medio del diálogo también la fuerza, la indestructibilidad y la esperanza de la vida.
miércoles, 22 de junio de 2016
El Museo de la Memoria Indómita
edición marzo 2016
Rossi
Blengio
Un recinto
para no dejar el arbitrio en el olvido…
Cada mañana
se colocan las 43 sillas negras con las fotografías y los nombres de los
normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en la entrada del Museo de la Memoria
Indómita. Fue bautizado así por doña Rosario Ibarra de Piedra, quien consiguió
en 2006, junto con el Comité de las Doñas, la vieja casona en Regina 66, en el
Centro de la ciudad de México y que, por razones de austeridad, abrió sus
puertas hasta el 14 de junio de 2012.
Se trata de
un museo interactivo, el símbolo de gratitud de la ciudad de México a los
luchadores sociales desaparecidos en el país: alberga más de 30 años de
historia política que, al decir de su director Jorge Gálvez, tiene la gran
ventaja sobre cualquier otro recinto: “Por decirlo de alguna manera, somos un
activo del museo al ser protagonistas de la represión al haber sido víctimas de
ella. De ahí que nuestro discurso provenga de lo más profundo. Aquí tenemos
archivada la historia de quien ha padecido o continúa en la lucha social. Eso
es algo que hay que destacar”.
Jorge Gálvez
lleva 40 años dentro del Comité Eureka:
―He tenido
periodos en que me he ausentado para ejercer mi profesión: ingeniero en
sistemas computacionales con especialidad en administración de obra civil; pero
no por ello abandonaba el activismo social. Como miembro de la familia [es
yerno de doña Rosario Ibarra de Piedra] siempre insistí en el cuidado del
archivo, el cual había que sistematizar y trabajarlo, así que poco a poco el
museo se fue creando. Cuando se acercaba la fecha de la apertura, las Doñas me
dijeron si aceptaba hacerme cargo del recinto. Y aquí estoy.
―¿A qué
criterios se ciñe para establecer las políticas que rigen este recinto?

―¿Cómo
captan a su público, entonces?
―Apenas
vamos a empezar con programas de difusión, ya que después de dos años de lucha
logramos que nos entregaran dinero fiscal. En cuanto al público, éste es
disímbolo: lo mismo vienen universitarios que personas de la clase obrera, lo
mismo extranjeros (curiosamente no estadounidenses sino europeos, muchos
argentinos pues tenemos una empatía tremenda con ellos, que hasta le llaman el
Genotur a las visitas a los lugares donde se han cometido genocidios) que de
otras nacionalidades sudamericanas que han vivido dictaduras y crímenes que no
deben ser borrados de la faz de la Tierra.
Esta casona
tiene la finalidad “de preservar la memoria de una lucha que se dio en las
décadas de los setenta y ochenta del siglo XX, que al gobierno le interesa que
esté oculta. El esfuerzo ha sido de las Doñas del Comité. En un principio este
espacio empezó llamándose Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y
Exiliados Políticos de México, pero el nombre corto es Eureka, que significa
“¡Lo encontré!”, y es que hemos hallado a 148 desaparecidos que estaban en las
cárceles clandestinas del ejército y de la Marina. Rosario Ibarra y las Doñas
empezaron esta lucha en 1975 (este año cumplimos 40). Ellas estaban en la
plenitud de la vida. Ahora ya no están en edad de marchar o muchas de ellas se
han ido naturalmente muriendo, por lo que había que idear otros conductos de
lucha social: el museo es uno de ellos. El Comité está formado por padres de
desaparecidos de toda la República. Por supuesto antes no era posible una
cohesión de grupos, como ahora la tienen los padres de los 43 normalistas
desaparecidos”.
Jorge Gálvez. Foto: Pascual Borzelli Iglesias.
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