Llegó el quinto aniversario luctuoso de José Serafín. El
10 de julio del 2012 perdió atrozmente la vida sentado en una banca enfrente de
un Casino en Cuernavaca, donde él trabajaba. Una víctima, un crimen impune más.
Hoy, el 10 de julio del 2017, después de cinco años, el
círculo se cerró ya. Entre documenta y documenta siempre pasan cinco años. Fue
este lapso de tiempo que decidí al determinar el concepto de la exposición ‘La Banca’. Entre ‘Colapso
y Recuperación’ (2012) y ‘Aprendiendo
de Atenas’ (2017), la documenta, que
unos llaman la exposición de arte contemporáneo más importante del mundo, evidencia
la estrecha relación que tiene el arte contemporáneo con los acontecimientos
socio-políticos en el mundo.
¿Pero realmente se cerró el círculo? Los cinco años de
duración no solamente fueron pensados para obviar esta relación sino también
con la esperanza que fuera suficiente tiempo para que realmente pudiera haber
una recuperación del dañado tejido social. Aparentemente no fue así. Sigue
habiendo la misma violencia y la misma impunidad. Sigue habiendo el mismo miedo
y el mismo dolo. Parece que no es tan circular como lo había esperado al
principio, sino eternamente lineal. Los testimonios se siguen apilando en mi
escritorio, pero ya no hay bancas. Parece que no hemos tocado fondo aún. ¿Acaso
necesitamos otros cinco años más? Hay los que dicen que sí ya tocamos fondo y
pronto se verá el cambio tan necesario y tan anhelado. Esperemos que así sea.
La banca número 60, dedicada a Serafín, la que cierra el círculo, es azul. Como artista, los colores tienen una gran
importancia para mí. Del punto de vista psicológico, el azul debe traer la paz, el azul estimula
el subconsciente y la intuición. Nos envalentona pensar con lucidez, fuera de
los marcos establecidos y ser creativos para anticipar este cambio
sociocultural tan urgente.
hasta septiembre del 2017
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