sábado, 12 de julio de 2014

La Banca: Va banque / Salvar un alma


 

 

El 10 de julio del 2012 perdió a los 48 años la vida José Serafín Zapatero González, sentado en una banca enfrente de un Casino en Cuernavaca, donde él trabajaba. Murió en una ráfaga de balas de cuerno de chivo, que se alcanzaron a oír a kilómetros de distancia. Una víctima más de la violencia cotidiana que se vive en el país y en especial en ésta ciudad.

Por un lado era fácil de imaginar, que después de esta atrocidad nadie quisiera sentarse ya en la banca.  Por el otro lado despertó en mi mente nuevamente un viejo deseo: ¡una banca enfrente de mi casa como el símbolo idóneo de bienvenida! Por medio de un trueque conseguí la banca del casino después de varios meses de negociación.


Va banque. Dentro de una supuesta responsabilidad cívica de artista tuve la idea de instalar la banca enfrente de mi casa justo el 10 de julio del 2013, primer aniversario de la mortal balacera, como signo contra el olvido y la muerte y a la vez como una muestra de apertura, buena convivencia y recibimiento entre vecinos.  De esta manera sería un símbolo de recuperación del espacio público, una exhortación para vivir el vecindario sin miedo. También podría verse como una invitación a seguir este ejemplo, poblando las calles abandonadas nuevamente al poner más y más gente bancas enfrente de sus casas.

Salvar un alma. Nació una segunda idea. Aunque fuera solamente un mueble para sentarse, ésta banca ya era algo, que normalmente solo pueden ser las obras de arte: un objeto del cual uno puede aprender la mirada poética para no olvidar que uno mismo puede ser el mundo.

El impacto de la banca como objeto de mera contemplación sería probablemente mucho más fuerte y propio de su naturaleza.

Al pensar en ambas versiones paralelamente pude resolver el conflicto inherente que sentí sobre la naturaleza y el proceso mismo de crear. Al fin y al cabo era sobre todo mi impulso de artista que había movido las cosas y no tanto él de un luchador social.


Aunque las dos ideas me sugerían dos desenlaces diferentes y aunque ambas eran igualmente loables para el destino de ‘La Banca’, en pos de una mayor trascendencia opté por la segunda posibilidad. Para eso, la banca necesitaba una mínima intervención. Siendo solamente una mitad intervenida y la otra mitad un Ready-made, ella se convirtió en dos bancas y tal expansión en un ejemplo de génesis.  

 

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