jueves, 22 de julio de 2021

The Mirror



 The Mirror
 60 x 60 cm 
Holger Roick 
2021

La parte científica de la imagen rinde homenaje principalmente a los descubrimientos revolucionarios de Hermann Rorschach (1884-1922). Además, hay otra referencia gráfica a los logros del psiquiatra Carl Gustav Jung.

Rorschach, un médico y psiquiatra suizo, quedó impresionado con las interpretaciones de Carl Jung de los 'mándalas' dibujados por sus pacientes. Rorschach diseñó una 'prueba de manchas de tinta' para ayudar a diagnosticar la condición psicológica del paciente sin la necesidad de que éste realizara propiamente un dibujo. Las manchas no pretenden provocar ilusiones visuales, sino sirven más bien como sondeo para el contenido simbólico de la memoria y el estado emocional del paciente. Se presentan al paciente diez manchas de tinta, una tras otra, formas simétricas, cinco en blanco y negro y cinco en color, a quien se le pide que responda con una interpretación oral a cada patrón. Luego, el psicólogo examina las respuestas en tres categorías: ubicación (qué parte del área de una mancha usó el paciente); determinaciones (formas, colores, matices y 'movimiento'); así como el contenido (objetos vistos: humanos, animales, anatómicos). A partir de las respuestas del paciente, el psicólogo puede derivar un diagnóstico confiable, aunque incompleto, del estado psicológico del paciente.

Los escépticos de este método de evaluación psicológica critican la falta de rigor científico de la prueba. Para los críticos, la prueba es un vestigio de la pseudociencia y, por lo tanto, inaceptable. La falta de consenso científico ha creado un sesgo dudoso en la opinión pública sobre la prueba de Rorschach y su capacidad para dar resultados válidos y fiables.

Un centenario: la prueba de Rorschach se ha utilizado desde su introducción en 1921.

¿Imágenes, gráficos o incluso solo manchas de tinta deben revelar el alma? Hay imágenes que, en última instancia, revelan más sobre quién las hizo que sobre lo que representan. “Mira bien, ¿qué ves?” quisiera preguntar y sospecho que ya me sé la respuesta. Me reconozco en la imagen de un espejo, pero también me extraña e inicialmente sigo siendo un desconocido para mí. Solo a segunda vista, cuando miro lo suficientemente largo y profundo para notar las pequeñas diferencias, tengo bastante distancia no solo para explicarme, sino para reconocerme y comprenderme. En la simetría, de un mándala, por ejemplo, reconozco la creación divina, la duplicación o multiplicación describe mi pertenencia y en una tangible asimetría radica mi individualidad. Esta asimetría bien puede hacerse comprensible con un término del mundo de la música. La ‘síncopa’ revela su esencia al revolver deliberadamente las acentuaciones de la música que percibimos como naturales con golpes dentro de un compás atonal. Los ‘ritmos sincopados’, omnipresentes en el jazz, utilizan las pausas para crear un ritmo fuera de ritmo, lo que se conoce como Off-Beat. Éste despierta en el oyente la necesidad de movimiento rítmico, porque el subconsciente quiere combinar ritmo y acento. El off-beat, que contradice el esquema de tiempo, tiene un efecto psicológicamente estimulante en el oyente. Al igual que la síncopa en la música, la asimetría visual incita tanto al espectador como al autor de la imagen.

En lugar de ‚The Mirror‘, el título también podría ser ‚From Line to Circle‘ o ‚Discovering the Animal‘, pero eso se aplicaría casi sólo a mí y no a nosotros dos, incluyéndote.

Contacto: mexylo@yahoo.com.mx


The Mirror

Der wissenschaftliche Teil des Bildes würdigt in erster Linie die umwälzenden Erkenntnisse von Hermann Rorschach (1884-1922). Es gibt einen weiteren grafischen Verweis auf Errungenschaften des Psychiaters Carl Gustav Jung. 

Rorschach, ein Schweizer Arzt und Psychiater, war beeindruckt von Carl Jungs Interpretationen der von seinen Patienten gezeichneten Bilder (‚Mandalas‘). Er entwarf einen ‚Tintenklecks-Test‘, um bei der Diagnose der psychologischen Verfassung des Patienten zu helfen, ohne dass dieser eine Zeichnung anfertigen musste. Die Kleckse sollen keine visuellen Illusionen provozieren, sondern eher als Sondierungen für den symbolischen Inhalt der Erinnerung und des emotionalen Zustands des Patienten dienen. Zehn symetrische Tintenklecksformen, fünf in Schwarzweiß und fünf in Farbe, werden dem Patienten nacheinander präsentiert, der gebeten wird, mit einer mündlichen Interpretation jedes Musters zu antworten. Die Antworten werden dann vom Psychologen in drei Kategorien untersucht: Ort (wieviel des Bereichs eines Kleckses hat der Patient genutzt); Bestimmungen (Formen, Farben, Schattierungen und ‚Bewegung‘); sowie Inhalt (gesehene Objekte – Mensch, Tier, anatomisch). Aus den Antworten des Patienten kann der Psychologe eine zuverlässige, wenn auch unvollständige Diagnose des psychischen Zustands des Patienten ableiten.

Skeptiker dieser Methode der psychologischen Evaluation kritisieren die mangelnde wissenschaftliche Strenge der Tests. Für die Kritiker ist der Test ein Überbleibsel der Pseudowissenschaft und deshalb inakzeptabel. Der fehlende wissenschaftliche Konsens hat in der öffentlichen Meinung eine zweifelnde Tendenz gegenüber dem Rorschach-Test und seiner Fähigkeit, gültige und zuverlässige Ergebnisse zu liefern, erzeugt. 

Ein hundertjähriges Jubliäum: der Rorschach-Test ist seit seiner Einführung im Jahr 1921 im Einsatz.

Bilder, Grafiken oder gar nur Kleckse, die die Seele aufdecken sollen? Es gibt Bilder, die letzlich mehr über den verraten, der sie gemacht hat, als über das, was sie darstellen. „Schau gut hin, was siehst du?“ möchte ich fragen und meine bereits die Antwort zu kennen. Im Spiegelbild erkenne ich mich, doch wundere ich mich auch und bleibe mir zunächst fremd. Erst auf den zweiten Blick, wenn ich lange und tief genug schaue, um die kleinen Unterschiede zu bemerken, habe ich genügend Distanz, mich nicht nur erklären sondern erkennen und verstehen zu können. In der Symetrie, beispielsweise eines Mandalas, erkenne ich die göttliche Schöpfung, die Verdopplung bzw. Verfielfältigung beschreibt meine Zugehörigkeit und in einer greifbaren Asymetrie liegt meine Individualität. Diese Asymetrie kann man gut mit einem Begriff aus der Welt des musikalischen Rhythmus verständlich machen. Die sogenannte ‚Synkope‘ offenbart ihr Wesen dadurch, dass die von uns als natürlich empfundenen Betonungen und Schwerpunkte einer Musik bewusst durcheinandergebracht werden. Mit Schlägen auf eine unbetonte Taktzeit, allgegenwärtig im Jazz, wird so ein sogenannter Off-Beat erzeugt. Dieser weckt beim Hörer das Bedürfnis nach rhythmischer Bewegung, weil das Unterbewusstsein dadurch Beat und Akzent miteinander verbinden will. Der dem Taktschema widersprechenden Off-Beat übt auf den Hörer eine psychisch anregende Wirkung aus. So wie die Synkope in der Musik wirkt die visuelle Asymetrie belebend sowohl auf den Betrachter als auch auf den Autor des Bildes. 

Der Titel könnte anstatt ‚The Mirror‘ beispielsweise auch ‚From Line to Circle‘ oder ‚Discovering the Animal‘ sein, würde damit aber mehr auf mich als auf uns beide zutreffen.

The Mirror

 



60 x 60 cm

Holger Roick

Juni 2021